El virus que nos ha cambiado la vida seguramente tiene sus orígenes en la destrucción que hemos causado los humanos modernos. Veamos solamente el sistema agroalimentario, responsable de cerca de la mitad de las emisiones de gases con efecto de invernadero. Los monocultivos industriales destrozan bosques, arrinconan especies… la sexta extinción masiva avanza. Matamos la vida del suelo con agro-tóxicos, en ignorancia de que esta vida es necesaria para mantener la fertilidad de la tierra. Llevamos décadas sin retornarle materia orgánica a este suelo, degradándolo de manera alarmante. Estandarizamos semillas, cultivando especies que no son adecuadas a condiciones locales, ignorando factores fundamentales como la disponibilidad de agua. Además, despilfarramos alimentos escandalosamente, todo adentro de un complejo sistema globalizado de producción y distribución en manos de un puñado de corporaciones, manos que ni lejanamente tienen como meta llevar los alimentos a quienes los necesitan.

Todo esto no es el resultado inevitable de tener que alimentar a tantos seres humanos que somos, como muchas veces se cree (1); los agro-tóxicos no son imprescindibles para producir suficientes alimentos ni son los monocultivos industrializados los que nos alimentan. Esto lo reportan repetidamente desde ONGs hasta organizaciones como la ONU.

Tendría entonces que haber un ¡urgente! consenso acerca de la necesidad de impulsar una gran transformación hacia la agro-ecología y hacia la mejor accesibilidad a alimentos de buena calidad. Esto incluye retornar a alimentos de cercanía y temporada, de cultivo ecológico y prescindiendo de combustibles fósiles. En este cambio necesario los huertos urbanos y de auto-consumo pueden tener un rol importante. En Rusia, por ejemplo, el 40% de los alimentos (dato 2011) se produce en huertos de auto-consumo (las «dachas» (2)).

Sabemos que en diferentes épocas de crisis, locales o globales, los huertos han tenido una importancia primordial para atenuar el sufrimiento y el hambre. Por ejemplo en España surgieron a finales del siglo XIX, respondiendo a necesidades de migrantes a las ciudades. Lo mismo ocurrió en las grandes guerras del siglo XX, y en la entreguerra, en toda Europa. Hay una interesante investigación sociológica al respecto, también película, «Los parados de Marienthal», sobre un pueblo austriaco que se queda sin empleos durante la crisis de los años ’30.

Es necesario además empezar a deshacer la dicotomía campo-ciudad. No es novedad en la historia de la humanidad querer cultivar en medio de densidades urbanas (3). En tiempos de crisis debemos retornar a imaginarnos las ciudades llenas de cultivos. Un caso actual y conocido: el renacer de la ciudad estadounidense de Detroit, hace años abandonada por las grandes productoras de coches. Hoy esta ciudad ha recuperado una buena parte de bienestar –después de caer en decadencia urbana– con visión y una meta: la soberanía alimentaria. La mayoría de las frutas y vegetales de Detroit que los residentes consumen crecen adentro de la ciudad. Hay 24,000 voluntarios que mantienen 1,603 jardines y fincas, además en una interesante diversidad de proyectos e innovaciones (4). Adicionalmente, se revitaliza la economía local con este consumo de cercanía, el dinero se queda en la ciudad. Otro ejemplo: Paris desde el 2016 permite cultivar alimentos en cualquier sitio de la ciudad. Son inspiraciones para un cambio necesario, ahora que el hambre puede empezar a acechar.

Mini huerto en Paris. Fuente: https://nosolotendencias.es/huertos-urbanos-paris/

Dicho esto, agradecemos desde Can Pujades que se haya reconsiderado, en nuestro caso concreto, las políticas urbanas que prohibieron el acceso a nuestro huerto. Ahora en tiempos difíciles y teniendo en cuenta una población cada vez más vulnerable, ojalá se asuman políticas que apoyen masivamente el crecimiento de huertos urbanos y de agricultura ecológica en y alrededor de la ciudad, llevándonos mas cerca de una soberanía alimentaria.

Salud y agroecología.

Por Gisela Ruiseco (Can Pujades). Este artículo obedece a la opinion de la autora / Foto de la portada de Victoria Labadie (Can Pujades)

  1. Ver este excelente artículo para detalles: https://es.weforum.org/agenda/2020/05/la-pandemia-es-tan-solo-otra-senal-de-la-fractura-de-nuestro-sistema-alimentario/?fbclid=IwAR0PdlgnTCsF20UqAdZNjj6I2f4AV6zcmLdPEbdN6XrQqtSzNUPCC0dcMDU
  2. Ver: https://foodtank.com/news/2015/05/the-evolving-datchas-in-russia/
  3. Ver: https://grist.org/article/food-the-history-of-urban-agriculture-should-inspire-its-future/
  4. Ver por ej.: https://urbanutopias.net/2019/07/25/detroit-agriculture/. Sobre el primer vecindario auto-sostenible y ecológico en Detroit y en los EE.UU: https://www.healthnutnews.com/area-detroit-now-americas-first-100-organic-self-sustainable-neighborhood/
Huerto en Detroit. Fuente: https://www.healthnutnews.com/area-detroit-now-americas-first-100-organic-self-sustainable-neighborhood/